Los objetivos del plan desarrollista se desprenden con claridad del diagnóstico realizado por Prebisch por la CEPAL, aunque reconoce algunos matices que le otorgan ciertos rasgos liberales:
a) Retomar la senda de crecimiento superando los “estrangulamientos” externos: el crecimiento sostenido sólo sería posible si la economía se industrializaba y a la vez superaba las barreras que su mismo sector externo estaba imponiendo (saldos comerciales negativos y caída de reservas.
b) Frenar la inflación: la inflación era ya un roblema de importancia, por lo cual debía ser abordado. Sin embargo, en un comienzo, el gobierno de Frondizi (fiel a los conceptos estructuralistas referidos a que un intento de estabilizador previo a un impulso productivo llevaría a la miseria y a la desocupación) no lo abordó decididamente. Hacia fines de 1958, cuando la situación era insostenible en ese sentido, debió encararlo seriamente.
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